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La fermentación de la miel es uno de los mayores temores para cualquier apicultor que comercializa su producción. No solo compromete el producto, también pone en riesgo la confianza de los clientes, genera pérdidas económicas y afecta la imagen de marca.
Uno de los errores más comunes es pensar que todo termina al extraer y envasar. Pero el tipo de tarro que se elige y cómo se conserva la miel marca la diferencia entre un producto estable y uno defectuoso.
Por qué fermenta la miel, cómo evitarlo con medidas simples y técnicas, y sobre todo, cómo los envases para la miel más adecuados pueden ayudarte a mantener la calidad que tanto te ha costado producir.
1. Humedad superior al 18%
Cuando la miel se extrae antes de estar completamente operculada o se somete a ambientes húmedos, el contenido de agua puede superar el límite crítico. A partir de ahí, las levaduras osmofílicas encuentran el entorno perfecto para multiplicarse.
Un pequeño exceso de humedad puede arruinar una cosecha entera si no se detecta a tiempo.
2. Almacenamiento inadecuado
Incluso si la miel sale estable del extractor, si se almacena en zonas con alta humedad relativa o con frascos mal sellados, terminará absorbiendo humedad del ambiente. Recordemos que la miel es higroscópica.
Si detectas estos síntomas en tarros ya entregados, es probable que necesites revisar el lote completo.
1. Medición del contenido de humedad
Un refractómetro debería ser una herramienta habitual antes de cada envasado. La miel debe estar por debajo del 18% para garantizar su estabilidad.
2. Recolección solo cuando los cuadros estén operculados
La regla de oro: mínimo un 80% de operculado. Forzar la cosecha compromete la seguridad del producto.
3. Control de temperatura y humedad en sala de envasado
Evita almacenar cerca de calderas, zonas húmedas o mal ventiladas. La sala debe ser fresca, seca y estable. Si es necesario, recurre a deshumidificadores.
Aquí es donde entra la parte más olvidada, y al mismo tiempo, más decisiva para el éxito de tu miel: el envase. Ya seas apicultor profesional o un amateur de la apicultura, este paso no te lo puedes saltar, constituye la viabilidad de tu trabajo previo.
En Enfrascados.shop lo vemos a diario: apicultores que hacen perfecto su trabajo de cuidado y recolección y aún así sufren fermentaciones por envases inadecuados.
Por eso queremos dejar esto muy claro:
El tarro de vidrio correcto no es un detalle estético, es una decisión técnica.
En nuestro caso, trabajamos a diario con apicultores que buscan:
Si necesitas orientación sobre qué modelo se adapta mejor a tu tipo de miel, floración o volumen de venta, estamos aquí para ayudarte, entendemos lo que está en juego.
Tú mejor que nadie sabes que cuando una partida de miel ha fermentado, no hay que mezclarla con otra, ni calentarla sin control y ni salvarla con aditivos. Hay que evaluar con cuidado si es aprovechable para otras elaboraciones (vinagres, hidromiel, etc.) o si debe descartarse.
El control del contenido de humedad y el uso de un tarro profesional, bien sellado y adecuado al tipo de producto, es la mejor prevención.
Es una consecuencia de una cadena de decisiones, muchas veces invisibles, que se toman desde la recolección hasta el tarro.
En Enfrascados sabemos que el esfuerzo de una temporada completa merece un envase de vidrio que esté a la altura. No lo decimos por vender más: lo decimos porque lo hemos visto demasiadas veces. Y porque creemos que el trabajo artesanal de los apicultores debe protegerse, no arriesgarse por una tapa mal cerrada o un tarro mal elegido.
Si tienes dudas sobre qué formato necesitas para tu línea de miel, solo pregúntanos. Te ayudamos a encontrarlo.
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