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Preparar conservas de tomate artesanales puede ser una gran idea para disponer siempre de un condimento para enriquecer tus platos.
Pero es esencial utilizar la mejor manera para conservarlos y así lograr que puedan mantener su sabor y calidad.
¿Te gustaría poder contar con tu propia conserva con éxito? Sigue los consejos de esta guía para elegir el tarro ideal para cada tipo de conserva tomate.
Lo primero y más importante es que puedas entender las propiedades del tomate, de manera que puedas garantizar la seguridad alimentaria.
El nivel de acidez de los tomates tiene que ser de 4.6 de pH o más. ¿Por qué? Porque esto impide el crecimiento de una bacteria llamada Clostridium botulinum, que produce un alto riesgo de botulismo alimentario. Aunque éste es poco frecuente, es una afección muy peligrosa, que puede generar náuseas, vómitos, calambres abdominales, dificultad para tragar, y en el peor de los casos, parálisis.
No todos los tomates tienen el mismo nivel de acidez. Dependiendo de la variedad, hay algunos que tienen un mayor riesgo de quedarse por debajo de la barrera del 4.6 pH.
Por eso es tremendamente clave que cuando preparemos conservas de tomates agregar ácido, como jugón de limón, o ácido crítico en polvo.
Tu conserva de tomates tiene que ser bien acidificada y pasteurizada para que no haya actividad bacteriana.
El tipo de conserva de tomate que vayas a hacer te da una referencia sobre los aspectos que debes tener en cuenta para almacenarlo bien.
El tomate frito es una mezcla viscosa y con contenidos sólidos. Para una conservación adecuada hay que tener en cuenta varios puntos:
No es lo mismo conservar tomate entero que triturado. En la conserva donde usamos tomate natural entero hay que considerar algunos factores técnicos:
Por tanto, para evitar que estallen durante el proceso, hay que hacer un escaldado previo durante unos 60-90 segundos en agua caliente. Esto te permitirá eliminar el aire interno.
Luego, cuando los coloques en el tarro, acompáñalos con un líquido acidificado, jugo o puré.
El tomate triturado o puré tiene una alta concentración de sólidos disueltos. Por ejemplo:
Esta densidad hace que el producto sea viscoso y menos fluido. La viscosidad hace más difícil la circulación del calor durante la pasteurización.
Es imprescindible que el centro del tarro alcance y mantenga la temperatura mínima recomendada, que sería de 90-95º C. En purés densos, la transferencia de calor es más lenta, lo que puede generar zonas frías dentro del tarro.
Si el tarro es muy alto o con poca superficie en contacto con el calor, el centro puede no calentarse adecuadamente.
Dependiendo del tipo de conserva de tomate que vayas a hacer, necesitas un tipo de tarro de vidrio diferente.
Desde Enfrascados.shop contamos con el tarro de vidrio para conserva de tomate más adecuado para cada caso. ¡Encuentra el tuyo, o consulta con nosotros cualquier duda!
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