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¿Has probado una cucharada de mermelada de albaricoque que realmente sabe a fruta fresca? Esa explosión de dulzor natural, con un delicioso toque ácido y una textura que se deshace suavemente en la boca… no es magia.
Todo depende de saber elegir bien las frutas, hacer una buena cocción y, sí, también saber cómo conservar tus mermeladas para que no pierdan su esencia.
Si estás pensando en hacer tu propia conserva de albaricoque, es muy importante que tengas en cuenta algunos consejos para lograr que te quede con un sabor auténtico. Y sobre todo, recuerda que el tarro para mermelada será clave para poder mantener su textura brillante.
El albaricoque tiene justo lo que se necesita:
La pectina es un gelificante natural, le da consistencia y espesor. No hay que pasarse en añadirle pectina adicional, porque te puede quedar demasiado firme, aunque si usas albaricoques demasiado maduros (que tienen menos pectina) al final la textura puede quedar muy líquida y acuosa.
Si quieres que tu mermelada tenga la textura ideal, lo ideal es escoger albaricoques con una madurez “media”.
Por otra parte, si quieres que tu mermelada no te quede ni demasiado dulce ni demasiado ácida, hay que asegurar el equilibrio entre acidez y azúcar. Nunca uses más del 60% de azúcar en relación al peso de los albaricoques sin hueso.
De esta forma, tu mermelada tendrá una textura perfecta y podrás mantener su sabor durante mucho más tiempo.
La cocción es muy, muy importante. Porque la temperatura puede influir en que los compuestos volátiles se destruyan en un santiamén. Por eso no hay que pasarse de temperatura, ni de tiempo de cocción.
Si quieres que tu conserva de albaricoque tenga un aroma dulce, afrutado y fresco, lo ideal es apostar por una cocción a temperatura media y bien controlada, a unos 90-95º C.
Así que, cuanto hayas pelado y deshuesado tus albaricoques, ten en cuenta lo siguiente:
Hacer una buena mermelada de albaricoque no es solo cuestión de fruta y azúcar.
Detrás de su textura, su sabor y su conservación hay dos factores clave que muchas veces se pasan por alto: el pH y la proporción justa de azúcar.
El pH mide la acidez de la mezcla y es esencial para preservar el desarrollo de bacterias y mohos. Si mantienes un pH de entre 3.0 y 3.5, podrás preservar el color y el sabor de tu mermelada durante meses.
Lo puedes medir fácilmente con un medidor de pH alimentario. Si el pH es excesivo, puedes añadirle ácido cítrico en polvo, o unas gotas de limón; si es inferior, le puedes añadir algo más de azúcar para equilibrar el sabor.
Hay tarros de mermelada para todos los gustos, pero es muy importante optar por envases de buena calidad, que te ayuden a conservar la mermelada.
Necesitas un tarro de vidrio para albaricoque que sea resistente y de calidad. Tiene que ser un tarro transparente, ya que este material no reacciona con el ácido y es muy fácil de limpiar y esterilizar. Además, para facilitar su conservación, nosotros te recomendamos que tenga un cierre hermético.
En cuanto a la forma, muchos tarros de mermelada son rectos o cónicos, alargados, lo que te ayuda luego a apilarlos más cómodamente.
Si vas a utilizar tu mermelada casera como condimento, lo ideal es optar por tarros tipo frasco de vidrio o 1,5 onzas. Utilizar un frasco de cristal para mermelada de albaricoque permite que el envase no ocupe mucho espacio en la mesa y que puedas poner distintas variedades.
En caso de que estés buscando tarros de mayor tamaño, para conservarlos en el frigorífico, lo mejor es utilizar modelos de capacidad media, desde 212 ml hasta 370 ml.
Lo ideal es que sea de boca ancha, con un diámetro que facilite el acceso de la cucharilla. Esto también te ayudará a facilitar la limpieza.
Desde Enfrascados te invitamos a escoger el tarro que más te guste para tu mermelada casera. Porque una buena conserva de albaricoque tiene que adaptarse a tus gustos, ya que es un elemento importante de . Así tus mermeladas van a lucir increíbles y podrás hacer una mejor presentación mucho más cuidada y elegante en tus comidas o desayunos.
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